Mujer… Graffitera?
Cuando
a veces escuchamos comentarios sobre graffitis en El Salvador. Las personas lo
relacionan con el sexo masculino. Esta expresión de arte urbana, al igual que
otras áreas, también tiene mujeres
exponentes.
Foto por Cindy Bennetta |
El
comienzo de todos, la ilegalidad
“Cuando comienzas en esto,
comienzas como todos, ilegal” me dijo Yerly mientras desayunábamos en una
pupusería del centro de San Salvador. Todo empezó en el año 2011 cuando le dijo
a un amigo que quería ir a pintar “bombitas”, este es un tipo de graffiti que
aprenden hacer “los nuevos”, el cual consiste en hacer letras casi redondas que
toman la apariencia de una nube con una rápida pintada de fondo. Su interés
nació debido a que sus amigos también eran graffiteros. Al principio tenía miedo
porque no había muchas chicas que lo hacían.
En el 2007 fue el comienzo de Andreina Garay de
23 años, conocida como Kaeru y ex compañera de “pinta” de Yerly, es una graffitera
que pertenece al crew ACME. Ella
aceptó que al principio se hace por “rebeldía”. Lo que mi protagonista afirmó
llamándole “etapa de rebeldía” donde le “valía todo” y se “desenfocaba del
estudio”.
En esos días que pintaba
ilegalmente, estaba en ella arruinar a través de plasmar su tag en la propiedad privada. Por hacer
eso, experimentó doblemente estar en uno de los lugares que nadie quisiera
estar: las bartolinas. Con mucha confianza me compartió lo siguiente:
“Me llevaron detenida dos
veces. La primera, andaba con un amigo y nos detuvieron los soldados en el
centro (San Salvador)… tres días”. A lo que ella agregó arrepentida: “Esa fue
la gota que derramó el vaso en mi casa. Antes solo decían: “solo es una pila de
ella, ya se le va a quitar, es cosa de niños””. Compartí mi empatía, pero lo
que más me impactó fueron las palabras dichas por la mamá de Yerly que ella nunca
olvidará: “…Yo sé que no estas acá porque
hayas robado o matado a alguien. No es nada grave. Esto lo veo como un castigo
por todas las cosas que has estado haciendo. Yo no estoy de acuerdo en todo lo que
vos hagas, pero yo te apoyo”.
Su segunda vez cambió
completamente el camino por donde se estaba yendo con el graffiti: “estuve seis días, los del CAM (Cuerpo de
Agentes Metropolitanos) nos detuvieron. Nos trataron como que si fuéramos
terroristas. Uno de ellos me golpeó la cara…”. Estos dos sucesos ocurrieron
hace dos años.
A pesar de ello siguió pintando.
Cuando reflexivamente me dijo: “llegué a
un punto donde pensé que puedo llegar a hacer algo mejor que esto”. Después
de lo sucedido, comenzó a pedir permiso a los dueños de los muros para
convertir el graffiti en legal y agradable al público. Con el paso del tiempo, sus
padres comenzaron a ver que ella era contratada por personas que querían ver su
arte en los negocios donde ella pintaba. Además, llegaba a la casa con premios
que se ganaba en las competencias. Por esos incentivos, se interesaron más por
lo que ella hace.
una
sola persona, Yerly E ivonne
Mide casi 1.50 metros, con piel morena, cabello corto negro y cuerpo robusto. Ivonne Elisa Reyes López es el nombre y significado de lo que resultó su tag: Yerly, el cual deja en cada graffiti que ha pintado en muros de San Salvador y en competencias que ha participado. La “y” sustituye la “i” de su primer nombre y la otra esta por el atractivo simétrico que le da a su tag, me explicó la graffitera, que en esta crónica la llamaré como la conocen en la escena, Yerly.
Cuscatlán Fest. Yerly comenzando a plasmar su boceto. Foto por Cindy Bennetta |
Ella es una chica de 22 años
que pertenece al crew (grupo) Aero
Psycho Kids (APK).
Estudia
segundo año de arquitectura en la Escuela Especializada en Ingeniería
ITCA-FEPADE ubicada en el municipio de Santa Tecla, departamento de La Libertad.
De lunes a viernes su rutina comienza desde las 4:00 am. A partir de las 7:00
am Ivonne, la futura arquitecta entra a su clase y deja a Yerly en la calle. No
es que tenga una doble personalidad, pero me explicó su razón por separar a
Ivonne y Yerly. Siente que hay momentos en los que debe tener cierto grado de
seriedad y mostrar su lado humano. Aunque, admitió que tiene un poco de pena
que sepan su parte graffitera en el lugar donde estudia.
Sin embargo, más de un compañero
sabe lo que ella hace cuando esta fuera del ITCA, pero muchos no pudieron
sospechar su ausencia en la clase de las 2:00 pm del viernes 18 de octubre de 2013
cuando nos fuimos con su crew APK y
yo a un festival que se realizó en Cojutepeque,
departamento de Cuscatlán.
Está era la segunda vez que
miraba a Yerly. Nos reunimos a las 8:30 am en las afuera del ITCA. Después de
nuestras primeras clases, me incluyo porque a las 7:00 am recibo clases de
inglés allí, llegué corriendo porque la esperaba en otro lugar. Cuando la
salude estaba sentada en una de las bancas que están ubicadas cerca del Centro
Escolar Católico “Alberto Masferrer”. La encontré paciente y muy pensativa,
entonces le pregunté “¿qué le pasaba?” Ella me respondió que odiaba a la gente
impuntual y que había otros dos de sus mejores amigos y miembros del crew esperándola en el centro de San Salvador. Luego de media hora
de espera, llegaron sus otros dos amigos. Partimos hacia el festival. Después
de una hora de camino hacia Cojutepeque, por primera vez en mi vida me di
cuenta de todo el proceso que tiene hacer un graffiti, cosa que antes ignoraba.
Un
lugar donde no solo ganas. la competencia
Con casi dos años de
“graffitiar”, en el presente año logró obtener el primer lugar en la
competencia de graffiti, categoría femenina organizada por el INJUVE. Aunque Yerly
me aseguró y mostró su feminismo desacuerdo por la división entre
masculino-experto y femenino. En una competencia general realizada hace dos
años en Apopa, departamento de San Salvador, participó entre hombres donde demostró que no solo es buena entre
mujeres.
Casa de Kaeru. Mostrando boceto plasmado cerca de la casa donde vivía antes en Colonia Altavista, San Salvador. Foto por Cindy Bennetta |
Respecto a la categorización
en las competencias, la subdirectora de Inclusión Social, Ambiental y Cultural
del INJUVE, Dinora Alfaro, comentó que no estaba muy enterada de esa parte,
pero que el evento anual Juven Tour tiene el objetivo de generar espacios para
todas las ramas de expresión juvenil. Además, opinó que nuestra cultura está
muy cerrada a diferentes expresiones
juveniles, como el graffiti, porque las seguimos considerando violentas y que
pertenecen a una subcultura con falta de mucha aceptación. En contra parte, el
antropólogo de la Universidad Nacional de El Salvador (UES) Álvaro Sermeño criticó
que en ese tipo eventos se impongan temas cuando el artista puede proponer la
temática de su dibujo, ya que las instituciones gubernamentales y partidos
políticos organizan estos eventos para justificar que se están realizando proyectos
orientados hacia los jóvenes.
En cuanto a la opinión de
los expertos, Yerly me aseguró contenta que cada vez que hace graffiti se gana
credibilidad por parte de las personas porque cuando la gente ve que hacen bien
las cosas, se convencen que el graffiti no es nada malo. Esto pude comprobarlo
en Cojutepeque cuando estaba viendo, soportando el sol, cómo pintaban los graffiteros
de APK.
Cuando llegamos al festival
casi a las 12:00 am, me senté junto con los APK para ver y escuchar cómo iban a
estar distribuidos sus bocetos (dibujos) en la tabla. Mientras bromeábamos que
Yerly sería famosa porque les comenté que estaba escribiendo sobre ella, Yerly
fue a traer los sprays (pintura en
aerosol) y nuestros refrigerios con uno de los miembros del crew. Luego de un ligero descanso, nos
dirigimos hacia el lugar que estaba especialmente reservado para ellos.
Bajo un intenso sol del
mediodía y m cucha gente alrededor, Yerly comenzó a trazar unas líneas que yo
no entendía. Cada línea que iba dibujando en la tabla, no comprendía que
después de ese garabato iba a tener como producto final un lémur. Este mismo proceso
se hace también cuando participan en competencias, en este caso, el dibujo
tiene un poco más de planificación.
Pieza final. El dibujo de un lémur fue el aporte de
Yerly a su crew para Cuscatlán Fest. Foto por Cindy Bennetta
|
Cuatro horas habían pasado,
aproximadamente, con los APK en aquel lugar donde no conocía a nadie. A pesar
del calor y las quemadas de sol en la piel, APK siempre estuvieron muy
optimistas. Entre medio de chistes se nos olvidó que teníamos hambre y que nos “asábamos”
bajo 25 grados centígrados. A veces, nos íbamos a “turistear” a los alrededores
del parque en el que se observaban demostraciones de skateboarding, por parte de
los patinadores locales; concursos de canto de rap; y jóvenes bailando breakdance.
Por costumbre, a cada lugar
que voy, me gusta traer un recuerdo. Ese día nos dieron una camiseta alusiva al
evento: Cuscatlán Fest. Le pedí a un miembro de APK que pintará en ella: “Sk-itty was in Cuscatlán”. Eso captó la
atención de los lugareños, y comenzaron a preguntarle al chico si podía hacer lo
mismo que tenía mi “recuerdo” en sus camisas.
Normalmente, cuando se
realizan competencias organizadas por instituciones gubernamentales, les dan una
tabla grande de madera, spray de
colores y la temática para que desarrollen su dibujo. En este caso, fue casi lo
mismo, pero sin temática. Fue una demostración en la cual habían otros crews dibujando cosas que no tenían mucho
que ver con el objetivo del festival: recordar a dos diputados que murieron en
un accidente automovilístico.
Antes de partir les pregunté:
¿cómo iban hacer para llevarse esa gran “tabla”? Uno de ellos me dijo: “aquí la
vamos a dejar”. La subdirectora del INJUVE me explicaba que los dibujos que
hacen los crews quedan en
exposiciones permanentes instaladas en diferentes Centros Juveniles del país.
Yerly y los demás miembros
de APK me prometieron que regresaríamos a San Salvador a las 3:00 pm. En realidad,
partimos a las 5:30 pm cuando ya estaba oscureciendo. Una neblina muy blanca
nos envolvía en la parada de bus. Solo pasamos a comprar una libra de chorizos
que son muy propios, famosos y conocidos en ese lugar como “putifarra”. A las
6:40 pm, Yerly se bajó del bus en la entrada de Soyapango (municipio de San
Salvador) y me dijo: “hablamos más noche en el “face” (Facebook)”, y yo seguí mi camino junto a sus amigos. Como a
las 8:30 pm recibí un mensaje de ella en
Facebook que decía: “gracias por el lindo día”.
Una reflexión que Yerly siempre
tiene cuando finaliza un graffito es: “hacerlo mejor a la próxima porque así
debe de ser. Vos tenés que ir buscando ser mejor en cualquier cosa que hagas”. El
reconocimiento y la pintura es lo que menos importa porque de parte de ella
jamás escuché y escucharás: “yo hago
graffitis” porque ella piensa que
presume al decir esa frase a los demás...
ESTÁS INVITADO A LEER LA SEGUNDA PARTE:
http://bennettatripandenjoy.blogspot.com/2014/07/mi-primera-cronica-segunda-parte.html
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